Cómo poner límites con cariño

La palabra límite tiene ciertos tintes de autoritarismo; una connotación de prohibición e imposición. Es por ello que en algunas ocasiones nos cuesta poner límites de un modo respetuoso y equilibrado. Tenemos dudas a la hora de cómo poner límites con cariño sin embargo, son necesarios y tan solo nos reportarán beneficios si aprendemos a ponerlos con empatía, calma y coherencia.

¿Qué son los límites?

La estricta definición de la palabra límite es la siguiente:

  1. m. Línea real o imaginaria que separa dos terrenos, dos países, dos territorios. 2. m. Fin, término. U. en aposición en casos como dimensiones límite, situación límite. 3. m. Extremo a que llega un determinado tiempo. El límite de este plazo es inamovible. 4. m. Extremo que pueden alcanzar lo físico y lo anímico. Llegó al límite de sus fuerzas. 5. m. Mat. En una secuencia infinita de magnitudes, magnitud fija a la que se aproximan cada vez más los términos de la secuencia.

A priori se trata de una palabra alejada de toda emoción positiva y que sin duda, puede cambiar mucho, según la persona que la pronuncie y en la situación en la que se aplique.

Cada niño tiene un ritmo de desarrollo concreto y diferente, y si somos capaces de observarle y ser empáticos, podremos aplicar ciertos límites beneficiosos. Nos daremos cuenta de que con unos pocos límites desde pequeñitos, podremos instaurar un equilibrio en el clima familiar.

Algunas de las familias usuarias de mis servicios me plantean sus dudas a la hora de cómo poner límites con cariño; se trata de una inquietud bastante extendida, para ellos dedico este post :).

¿Para qué sirven los límites?

Los niños son primitivos, en ocasiones imperativos, hasta que no cumplen cierta edad no integran la empatía por los demás y encima, la mayoría de las veces no entienden lo que sienten ni lo que les pasa. Por lo tanto, ellos necesitan los límites para sentirse mejor.

Nosotros, desde nuestro adultocentrismo, provocamos sin querer la mayoría de las veces situaciones que pueden provocar rabietas, frustración, tristeza, enfados, situaciones incómodas en público, etc.

Los límites no sólo son necesarios para gestionar la agresividad y la frustración, son también necesarios para ayudar a crecer a niños que en un futuro sean críticos, serenos y consientes.

Se trata de entender que no debemos actuar desde el autoritarismo, sino desde la consciencia. Poco a poco, si somos perseverantes estableciendo dichos límites, empezaremos a ver como nuestros pequeños van siendo autónomos, coherentes y críticos.

¿Cómo les pongo límites a mis hijos?

A continuación os comparto 10 trucos para establecer límites con cariño:

1- Hay ciertos límites que no son negociables, como los relativos a su seguridad y el respeto a los demás.

2- Minimicemos el uso del no (difícil, lo sé).

3- Los límites deben ser flexibles. No todos los momentos ni situaciones los requieren. Y no son necesarios muchos límites.

4- Se trata de que nuestros hijos aprendan a pensar, no a obedecer. Cuando son muy pequeñitos, verbalizar ciertas explicaciones estará de más, sin embargo adaptando los límites a cada edad, lograremos niños que se autogestionan y  adultos responsables.

5- Los límites deben ser consistentes en el tiempo, coherentes y concisos. («hay que portarse bien no es un límite»). Seamos concretos y objetivos. Instrucciones sencillas.

6- Tendremos perseverancia, paciencia y predicaremos con el ejemplo.

7- Trataremos de enseñar límites desde la calma y la serenidad, no desde el enfado, el reproche, el chantaje, la ira o la amenaza.

8- Los límites deben estar adaptados a la edad, el desarrollo del niño y la situación.

9- No nos culparemos si alguna vez somos incoherentes y nos equivocamos poniendo límites de más o de menos. No somos perfectos, ni debemos pretender que nuestros hijos lo sean.

10- Padres, madres cuidaos, pedid ayuda, poner límites al principio parece complejo, pero si logramos estar lo mejor posible, a nuestros hijos les transmitiremos la calma y coherencia que todos necesitamos. Aquí os hablé de algunos trucos para gestionar vuestro estrés.

Consecuencias de la falta de límites

En mis sesiones de Orientación Educativa y Familiar en Málaga, a menudo trabajo con familias que me dicen frases como: «¿Por qué hace lo que quiere?», «¿Por qué no me hace caso?», «A veces me humilla».

¿Qué ocurrirá cuando un niño crece sin límites?:

. Se sentirá confuso y desorientado.

. Desarrollará una baja tolerancia a la frustración.

. Carecerá de autocontrol y por ende, en su vida adulta tenderá a menudo a sentir la frustración.

. Puede tener dificultades en sus relaciones sociales. Las habilidades sociales son fundamentales para respetar a los demás y a uno mismo.

. No habrá aprendido a cuidar su mundo emocional.

. No sabrá esperar.

. Será exigente e imperativo.

¿Os cuesta poner límites? ¿Qué os inspira la palabra límite? Contadme, os leo en los comentarios 🙂

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